Fuente: Infobae
La construcción en seco tiene su origen en los países escandinavos y sajones, en donde se hacía eje en la utilización de la madera. En este tipo de construcción se utilizan fijaciones mecánicas (tornillos, clavos, entre otros) en lugar de los habituales morteros u hormigones que se utilizan en la tradicional.
Entre las principales innovaciones de este sistema está el steel framing, con un valor desde los $800 por m2 de obra completa. “Se trata de una metodología que utiliza la perfilería de acero galvanizado de bajo espesor para resolver la estructura de la obra, para luego envolverla con una serie de materiales, placas, aislaciones, cerramientos, que terminan de componer la materialidad del proyecto. Presenta varias ventajas frente a las construcciones tradicionales de ladrillo. Los materiales son muy livianos, esto hace a estas metodologías aptas para ampliaciones sobre obras existentes. También son ideales para las construcciones en zonas sísmicas”, explicó la ingeniera Sonia Ganem.
Prácticamente todos los materiales involucrados son reciclados y reciclables, de bajo peso, industrializados. Esto permite hacer un uso muy racional de los recursos materiales y de mano de obra. “Los desperdicios son nulos, al igual que el consumo de agua durante todo el proceso constructivo. Esto también contribuye a tener obras más limpias y ordenadas. Y por supuesto a reducir costos directos en materiales y mano de obra”, agregó.
Desde las opciones más tradicionales como revoques, madera, hasta soluciones tecnológicas, este sistema, ofrece posibilidades de generar fachadas ventiladas, láminas metálicas, revestimientos sobre Poliestireno Expandido, entre otras. Los materiales disponibles para este tipo de construcciones permiten otorgar condiciones de aislación tanto acústica como térmica, y así reducir los consumos de energía para calefacción y refrigeración.